Si no hubiera cometido la triste tontería de morirse a los veintisiete años, Janis Joplin habría cumplido los 72 el 19 de enero pasado. Si le hubieran preguntado, entonces, en la juventud, seguramente habría dicho que no se imaginaba a tan provecta edad, que prefería morir joven. Pero lo cierto es que casi todos, casi siempre, queremos vivir. Y nos fascina esta gente que se niega a seguir siendo.
Freedom’s just another word for nothing left to lose
Librillo de Ramón Buenaventura 
Seguro que sus señorías conocen este documental, prácticamente musical, sobre las andanzas en los stages de la adorable dama… Seguro que sí.
Solo quisiera hacer mención de lo magníficamente desopilador que me resulta, en el minuto 45:50, cuando Janis cuenta que la han invitado a Texas sus antiguos compañeros de colegio y allí que se planta con to su jato jipilón y feliz nuestra amiga para decirles a la cara a todos aquellos colegas que la trataron en su juventud de weirdo y de tipa a evitar, que sí, que weirdo, friki, experimentadora, vividora y a mucha honra… Y que, en cualquier solo año de su corta vida, cabrían un par de generaciones de cualquiera de esos moscardones tejanos con pinta de revivir una y otra vez, como en una maldición temporal, los mismos dichos y redichos de la tatarabuelez más coñazo y aburrida del mundo
La mención que hago es sobre las caras de esos otros tejanos y las de sus doñas de pelo cardado ante la presencia de aquel terremoto de Austin, y sobre lo extraño que debe de ser venir de otro planeta y encontrarte con lugareños de ese pelaje y condición 🙂
Muy bueno lo tuyo, Ramoon. 🙂
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… Mmmm. A qué me recordará a mí el look de esa cajita donde parece venir ese frasquito 😀
Ya. Antes oler que leer.